Haydée Milanés: el instante más largo, el momento perfecto

Hecha un manojo de nervios, Haydée Milanés camina del backstage al centro del escenario y se coloca detrás del micrófono. Se aclara un poco la voz con una tosecilla discreta, respira hondo, aprieta los pies y cierra los ojos. Tarda menos de medio minuto antes de comenzar a cantar, pero se nota que para ella ese trayecto ha transcurrido en cámara lenta. Su timidez en ese instante es casi comparable con la de una colegial cohibida que siente temor a equivocarse delante de sus compañeros en el matutino de la escuela. Parece que saldrá corriendo de un momento a otro y abandonará al público, pero de pronto, como en un acto de exorcismo, saca de los labios los primeros versos de “En la imaginación”. Haydée canta a capella una canción de Marta Valdés, el público se queda inmóvil y unos segundos después estalla en aplausos en señal de respeto.
Ella misma explica que ha esperado mucho tiempo el momento de actuar otra vez en los teatros, que en tres años se ha entregado por entero a la experiencia de la maternidad y a la preparación de los temas del disco seleccionados para conformar el repertorio de la noche. Han transcurrido varios meses desde que concluyó la producción del CD Palabras y se inició la preparación de este concierto homenaje a Marta Valdés por sus 80 años. Este tiene que ser un espectáculo perfecto.
Haydée ha tenido el cuidado de investigar sobre cada una de las 16 canciones que conforman esta grabación. Marta no solo es una de las compositoras más importantes que ha dado la isla, sino también una de las más complejas de interpretar. Los guitarristas han construido todo un mito alrededor de la dificultad para poner en el instrumento los acordes de temas como “Tú no sospechas” y los incluyen en los concursos para virtuosos. Los cantantes saben que la compositora es detallista y que vela porque hasta la última letra de sus textos se tenga en cuenta en las interpretaciones.
La leyenda de la música cubana está en algún lugar de la sala, pero ya Haydée se ha acostumbrado a su presencia después de haber pasado casi dos años intercambiando con ella sobre el disco. Marta le ha demostrado más de una vez que confía y que aprecia su trabajo.
Esta noche tomará la guitarra en público como no suele hacerlo desde hace tiempo, para cantar juntas “Sin ir más lejos” exactamente igual que la han concebido en la grabación, y el concierto en el que intervienen Pablo Milanés, Ernán López-Nussa, Jorge Reyes, Enrique Plá, Yaroldy Abreu, Roberto García, Nam San Fong, Carlos Frank, Orlando Carrodeguas, la Schola Cantorum Coralina y el cuarteto de cuerdas Presto, pasará de lo impecable a lo extraordinario.
Después de esta prueba de fuego, Haydée está lista para entregar en noviembre a sus seguidores el disco que lleva el sello de la casa productora cubana Bis Music. Más relajada después del concierto, y mientras se prepara para otro recital promocional, comparte con Cuba Contemporánea sus vivencias alrededor de este proyecto, que comenzó a acariciar en el año 2010, cuando sintió “el enorme deseo de interpretar las bellas canciones de Marta”.
“En su obra se nota un trabajo impecable, donde cada palabra y cada nota tienen una profunda razón de ser; la melodía y la letra van juntas logrando una misma intención. Las canciones de Marta en algunos casos tienen un ambiente de misterio que a mí me cautivó; muchas veces son cinematográficas. Creo que sobre todo la caracteriza una gran modernidad y originalidad”.
¿Qué intérpretes de sus canciones constituyeron un referente para ti en el momento de concebir este trabajo?
–Constituyó un gran referente para mí la manera de interpretar de mi padre Pablo Milanés, el cual grabó a partir del año 80 varias de las canciones de Marta Valdés en su serie de discos “Filin”. Mi padre me enseñó a escuchar y a interpretar estas canciones y sembró en mí ese deseo de algún día poder cantarlas yo también. Esa fue la semilla que comenzó a germinar desde mi niñez.
La compositora te acompañó durante casi todo el proceso de realización de este disco. ¿Qué aportes hizo ella a esta obra? ¿Cómo valoras a Marta Valdés después de este intercambio?
–Marta de entrada me dio sus partituras de puño y letra. Me comentó mucho acerca de sus canciones y sus características; cuáles eran boleros, cuáles eran libres, etc. También me sugirió formatos; por ejemplo, el arreglo para cuarteto de voces de la canción “Aida”, fue una sugerencia de Marta; como segundo homenaje a Aida Diestro.
Pero indudablemente el aporte mayor que me hizo Marta y por el cual le agradeceré siempre, es haberme encomendado que asumiera los arreglos, la interpretación de varias piezas al piano y la producción musical en este disco. Esto fue un gran regalo, y también fue muestra de una gran confianza en mí.
¿Qué diferencias podrá encontrar el público entre aquella Haydée que popularizó las baladas de Descemer Bueno y esta que ahora interpreta a Marta Valdés?
–Han pasado más de diez años de aquello. En mis comienzos (1999) mi trabajo fue como vocalista en el cuarteto de Ernán Lopez-Nussa. Con 21 años comencé a cantar las canciones de Descemer e hicimos aquel disco maravilloso que me dio a conocer; ese fue mi surgimiento como intérprete solista. En aquel tiempo aún no componía canciones y me faltaba mucho por vivir (ahora también). Había sobre todo una gran inocencia. Pero en realidad sigo siendo la misma.
El disco que he podido escuchar muestra un trabajo de arreglos bastante complejo. En “Aida”, por ejemplo, asumes todas las voces. Desde el punto de vista musical, ¿qué retos supuso para ti esta producción?
–Las tareas que asumí en Palabras ya habían sido realizadas por mí en el disco “A la felicidad”, en el cual, por primera vez, me encargué de los arreglos, producción e interpretación musical; también compuse canciones, en algunos casos en coautoría con otros compositores. Gracias al trabajo musical de ese CD, y a la buena impresión que causó en Marta, ella me propuso que yo asumiera las mismas responsabilidades en Palabras.
Este disco supuso un desafío al tratarse de canciones antológicas de una gran dificultad, las cuales habían sido trabajadas desde hace más de 50 años por grandes arreglistas e intérpretes de la música de Cuba y el mundo. No obstante, lo disfruté mucho y crecí en conocimiento y experiencia. Es una obra que comenzará a formar parte de mi repertorio musical habitual, y lo enriquecerá profundamente.
Desde el inicio, tu carrera ha oscilado bastante entre diferentes estilos. Este nuevo CD apunta hacia una dirección completamente diferente de la que tomó tu producción anterior con Bis Music. ¿Has pensado en un perfil definitivo para proyectarte como artista después del impasse en que estuviste lejos de los escenarios?
–No creo que la palabra sea oscilación. Asumo esto como una forma de búsqueda musical muy necesaria. Mis influencias están dadas en la canción cubana y ritmos cubanos principalmente, pero también están en el jazz y la canción norteamericana, el pop, la música brasilera, la afrocubana y la música clásica. También están otras tendencias que forman parte de referencias de la música inglesa y norteamericana que nos llegó, como el funk o la música disco, la cual está presente en la canción que da título al CD A la felicidad.
No tengo prejuicios a la hora de abordar diferentes tendencias musicales; creo que ningún género es malo, los que lo hacen malos son algunos intérpretes. Lo importante es impregnar buen gusto y un estilo propio a lo que hagas.
No obstante, cada nuevo trabajo te va conduciendo. Pero al fin y al cabo, serás un poco de todo lo que has ido experimentando; es el resultado de esa búsqueda. Lo único sucede es que te vas puliendo y que también tienes la opción de desechar.
Fuente: Cuba Contemporánea