Marta Valdés y Haydée Milanés tuvieron unas palabras

Tony Pinelli/CUBARTE

A veces se usa una frase como el título de este artículo para reflejar una diferencia o discusión, pero aquí resulta todo lo contrario, porque a la maravillosa Marta Valdés el fonograma y concierto de Haydée Milanés debe resultarle el más bello regalo en sus gloriosos 80 años de existencia.

Marta Valdés —y trato de que no me ciegue la admiración— es una de las compositoras de tanta importancia, que si no se conoce aunque sea superficialmente su obra, nadie puede decir que conoce a fondo la canción cubana. Nacida el 6 de julio de 1934, tuvo la luz de una conmovedora sensibilidad desde niña ante las canciones capaces de tocarle al alma a los que saben apreciar esa combinación de texto y música que no se da fácilmente, pero cuando se logra, queda para siempre y a veces se ha dado el caso de obras que no han sido difundidas en su momento y años después, incluso muchos, se descubren y emocionan a los que tienen la suerte de “descubrirlas”.

Además de sus estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana, Marta realizó estudios musicales con Francisqueta Villalta y con otra mujer extraordinaria, que en mi humilde opinión no ha sido suficientemente reconocida por su importantísima labor: la profesora Leopoldina Núñez. Con ese deseo inmenso de documentarse y saber del medio que escogió para verter su talento, se acercó al Maestro Harold Gramatges para ahondar en los estudios de armonía y composición, además de complementar su campo de composición con la formidable experiencia de hacer música para teatro y cine, pero avezada en el uso de la palabra, ha tenido como meta el recoger en amenos artículos semblanzas y crónicas importantes sobre el quehacer de músicos ilustres de distintos géneros en nuestra historia, publicadas en varios medios y agrupadas en libros.

Las canciones de Marta Valdés, pertenecen a esa especial categoría de creaciones difíciles y de alto nivel artístico en las que el talento ejerce la magia de hacer brillar a los intérpretes y arreglistas que tienen la suficiente categoría, no solo de técnica musical —siempre necesaria— sino de entendimiento para poderlas decir con la intención precisa y así hemos visto a muchas intérpretes cantar las canciones más conocidas de Marta, dejándonos satisfechos en algunos casos y en otros pensar, incluso con alguna pena, que sinceramente le quedan grandes.

Por su parte, Haydée Milanés nace el 28 de septiembre de 1980 en un hogar que es prácticamente una academia de música, pues desde que estaba en el vientre de mi amiga Zoe, su madre, ya tenían que llegarle las vibraciones de su padre componiendo y cantando junto a ella, las maravillosas creaciones propias y versiones de grandes temas que lo han hecho una de las figuras más importantes de la historia musical de Cuba, porque Pablo Milanés, si no hubiera sido el gran compositor que es, hubiera pasado a la historia como uno de nuestros mejores cantantes.

En ese ambiente de la casa de Pablo, siempre llena de música propia y de invitados y amigos en la música que se reunían a cantar, Haydée dio sus primeros pasos y empezó a estudiar piano a los seis años de edad y gracias a su talento y perseverancia continuó su carrera.

Muy joven aún, comenzó a cantar y ya tiene excelentes discos en su haber, propio de una muchacha con personalidad, técnica y talento, pero se tomó un tiempo, podríamos decir sabático, para repensar su carrera y dedicarse a otro oficio divino: ser madre.

Su interés por el repertorio y estilo de Marta Valdés, le llega por su padre, porque Pablo siempre le ha tenido a la compositora un gran respeto profesional, además del cariño por su persona. Recuerdo un Concurso Adolfo Guzmán, creo que el primero o segundo, que ganó Marta, y Pablo fue de prisa hasta el teatro para darle un beso y un abrazo, tan contento como si hubiera ganado él, como después lo hizo.

El disco o fonograma en cualquiera de sus soportes de las canciones de Marta por Haydée: Palabras es el testimonio para siempre —cualidad del disco que trasciende el tiempo— de cómo realizar una obra a conciencia, preparándola por tres años prácticamente, aprendiendo los textos de acuerdo a la intención de la creadora, partiendo de la armonía en que Marta desarrolla sus números en forma singular, nadie concatena acordes como ella, para que la canción repose en ellos con comodidad y luzca sus melodías exigentes en afinación, para cualquier intérprete.

El concierto se dio en un ambiente acogedor de un público que expresó su entusiasmo en cada momento, tanto en el silencio con que mostró su atención, como en los aplausos nutridos que el espectáculo arrancó en repetidos momentos.

Ya el hecho de que un hombre como el Maestro Leo Brouwer, con su proverbial naturalidad y buen gusto, saliera a proscenio a presentar el concierto, despertó la emoción en la sala comprobando que el festival que lleva el nombre de tan prestigioso artista, era el marco adecuado para el evento.

Cuando abrió la cortina, presenciamos una disposición escénica para los instrumentos bien pensada, acorde con esa virtud acogedora del escenario del Mella para los espectáculos musicales y con el buen gusto como denominador común, la disposición de unas lámparas de pie y en neón, al fondo “PALABRAS” título del disco y el recital de lanzamiento.
Haydée salió sola al escenario, sobria y elegante; tenía que estar nerviosa, era natural para una persona joven, alejada de las tablas por un tiempo, que se atrevía a emprender una hazaña, porque eso es lo que hay que comprender. A pesar del entusiasmo con que la propia autora había apoyado el proyecto y trabajado arduamente, el hecho de un repertorio tan prominente, además de la concepción de orquestaciones bien logradas, selección de músicos, la grabación y el espectáculo como colofón de tan ambicioso proyecto, tiene un peso abrumador para cualquier artista.

Empezó cantando (a capella) En la Imaginación y ya se disipó la duda de los que oímos el disco con detenimiento antes de asistir al espectáculo en vivo, sonaba igual o mejor, porque se agregaba la presencia de la artista y la magia del escenario, además del buen trabajo de luces y audio.

Con distintos formatos, Haydeé fue diciéndonos las canciones de Marta con un tono coloquial que redujo a la intimidad la amplitud de la escena y mostró dominio de cada tema, ora tocando el piano, ora acompañada por contrabajo y batería con los extraordinarios Enriquito Plá y Jorge Reyes, que estuvo realmente brillante en la exactitud del acompañamiento y los solos de contrabajo.

La excelencia del formidable pianista Ernán López Nussa, deslumbrante en el dominio del instrumento y los solos bellísimos; Nam San Fong en la guitarra; el experimentado Robertico García con Carlos Frank y Orlando Carrodeguas en las trompetas; el cuarteto de cuerdas “Presto”; Yaroldi Abreu en la percusión y la vibrante participación de tres de las integrantes de la Schola Cantorum Coralina con que Haydée cantó de la mejor forma que podía hacerlo, en un bello arreglo a voces, la canción que Marta dedicara a nuestra gran amiga, la inolvidable Aida Diestro en cuya casa su padre, el gran Pablo Milanés y yo pernoctamos y “pegamos la gorra” tantas veces, al punto que Aida nos decía “los becados”.

Cuando Pablo entró a escena, el teatro se puso de pie, como merecen los grandes y cantó con su hija dos canciones, la primera, no incluida en el disco a su nieta, hecha por Marta Valdés antes de venir al mundo. ¡Qué orgullo para esa niña el día de mañana cuando vea la filmación del concierto y vea a su madre y abuelo cantando la canción que le dedicó otra leyenda! y Marta con su guitarra, cantó junto a Haydée en un momento realmente especial, para después rubricar con Palabras, elegantemente su espectáculo, el más integral realizado por una artista que recuerdo en muchos años. Fue una hazaña que marca un hito para los espectáculos musicales y la generación de músicos de alto nivel que exhibe con orgullo este país.

Que nadie se atreva a decir que no hay público atento a espectáculos de alto nivel cultural y delicadeza, porque el público que llenó el teatro Mella demostró ampliamente lo contrario. Ojalá que a pesar de las dificultades de presupuesto y lo fácil que resulta ganar dinero con sandeces, este espectáculo que grabó Bis Music y que imagino que saldrá junto al disco, constituya no solo el estímulo para el alma, eso ya lo logró con creces, sino un precedente para estimular a los talentos a expresarse, como Haydée Milanés —con su bonito regalo de cumpleaños a nuestra querida profesora Marta Valdés— nos demostró que puede hacerse.

Fuente: Cubarte

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